CONTRA TODAS LAS VIOLENCIAS MACHISTAS, MANIFESTACIÓN DEL 7N EN MADRID

 Asamblea Feminista de Madrid

 Hay quienes creen que no existe una discriminación real contra las mujeres. Pero la sociedad en la que vivimos está estructurada por las desigualdades de género: la diferente posición de mujeres y hombres en el trabajo asalariado y en el de cuidados, la cosificación de los cuerpos de las mujeres, el desigual acceso a todo tipo de recursos, la infra-representación de las mujeres en espacios de poder y por supuesto, los comportamientos e ideas que subordinan, discriminan y desvalorizan a las mujeres. Todas estas desigualdades legitiman la violencia machista

Nuestra sociedad tiene mecanismos que refuerzan y reproducen estas desigualdades. Lo vemos por ejemplo en el tratamiento sexista de los medios de comunicación, en las leyes discriminatorias y en la violencia institucional. Todo esto sigue señalando a las mujeres como sujetos desiguales.

Por lo tanto, solo acabando con la desigualdad se pondrá fin realmente a las violencias machistas.

La violencia se percibe socialmente como un problema y se condena solo en su máxima expresión: la agresión y asesinato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Pero en muchos casos, esta condena se queda en el ámbito de lo políticamente correcto y en otros se banaliza, se ignora o se naturaliza.

Todas las mujeres estamos expuestas a la violencia machista pero hay quienes por su edad, su situación socioeconómica, su condición migrante o administrativa, su transexualidad o su orientación sexual, se enfrentan a más dificultades en el acceso a los derechos y a la justicia.

Debemos recordar que los insultos, humillaciones, desprecios, amenazas, el aislamiento de la mujer de su entorno (amistades o familia), la violencia sexual, el acoso callejero, el acoso laboral y el menosprecio general de las mujeres forman parte de la denominada violencia machista y son expresiones de un mismo problema.

¡NO A LAS VIOLENCIAS MACHISTAS!

 

PROPONEMOS:

  1. Acabar con las condiciones materiales y simbólicas de la reproducción de la desigualdad sexista. Si esto no es así, la educación en la igualdad no es posible y se convierte en una utopía.
  2. Sensibilizar a la sociedad y a las instituciones por medio de una educación no sexista.
  3. Reforzar las medidas preventivas y aumentar los recursos destinados a la atención y protección a las víctimas de violencias machistas, recuperando la gestión pública.
  4. Apostar por cambios normativos que incluyan medidas contra todas las violencias.
  5. Establecer otros mecanismos de protección que no necesiten de la denuncia para que las mujeres víctimas de violencias machistas tengan acceso a los recursos.
  6. Tejer alianzas y apoyos con todos los movimientos sociales.

 

Hagamos de la vida cotidiana, de los lugares de ocio, de las familias, de los centros de trabajo, espacios libres de violencias machistas.

Para eso es necesario el compromiso activo de todas las personas. Consideramos fundamental la acción feminista y el refuerzo por parte de una sociedad movilizada y solidaria.

Nosotras seguiremos saliendo a las calles porque queremos una vida libre de violencias machistas y digna para todas.

Pero todas, todas, todas…

 

Madrid, noviembre de 2015

http://www.feministas.org/madrid/

https://www.facebook.com/asambleafeminista.demadrid/


Juntas y revueltas, artículo de Justa Montero (Asamblea Feminista de Madrid)

Justa Montero, de la Asamblea Feminista de Madrid, escribe el artículo titulado «Juntas y revueltas» para el blog Otras miradas del diario Público. En este explica, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, las desigualdades que sufren hoy en día las mujeres en España, en cuanto a derechos sexuales y reproductivos, violencia y el ámbito laboral.

Reproducimos el artículo a continuación:

 

Justa Montero

Miembro de Asamblea Feminista

El 8 de marzo las mujeres tomamos las calles en barrios, pueblos y ciudades. No es el único día del año que sucede, ni mucho menos. Si no estuviera precedido por estas reivindicaciones, el 8 de marzo no tendría fuerza ni expresaría la vitalidad y creatividad de todo un movimiento que se indigna, denuncia,  hace propuestas y también festeja.

Hace años se hablaba de esta fecha como la del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, pero poco tiempo después, desde las filas feministas, se objetó esta denominación por reduccionista. Se adujo que dada la identificación de la categoría “trabajadora” con las mujeres que tenían empleo, suponía invisibilizar la condición de trabajadoras de las mujeres, la inmensa mayoría, que realizan el trabajo doméstico o de cuidados en el hogar. Pero tampoco convencía la referencia a “la mujer”,  ya que parecía que trataba a las mujeres como si de un concepto abstracto se tratara, ocultando la diversidad de situaciones. Finalmente reunió más consenso designarlo como “Día Internacional de la Mujer”,  y así año tras año se expresan las diversas formas en las que el sexismo golpea la vida de sus vidas. El resultado es un crisol de reivindicaciones y una denuncia común “contra el patriarcado y el capital”.

La relación de las mujeres con el empleo difiere enormemente. Los datos agregados que se utilizan, las tasas de empleo, actividad y paro, por poner un ejemplo, hacen referencia a las mujeres como una categoría homogénea. Pero un análisis en profundidad permite ver esa diversa posición en relación al empleo en función  del nivel de ingresos, de la edad, de la pertenencia a alguna etnia o de la situación migratoria. Esto nos permite ver, por ejemplo, que la tasa de paro de las mujeres inmigrantes (con papeles) es 10 puntos superior a la de las mujeres de origen autóctono, o que representan el 60% de las empleadas de hogar, reguladas laboralmente en condiciones particularmente vejatorias.

También difiere la relación con el trabajo de cuidados, responsabilidad asignada a todas las mujeres, que lleva a algunas a tener que abandonar el empleo porque con los recortes de servicios y prestaciones tienen que atender a familiares dependientes en el hogar; y las mujeres que realizan asalariadamente estos trabajos los realizan en condiciones de máxima y progresiva precarización.

Todo ello explica que sigan siendo las mujeres quienes protagonizan mayoritariamente los contratos temporales y a tiempo parcial, modalidad que supone precarización del empleo, del salario y de las prestaciones derivadas, el resultado es la precarización de la propia vida.

Si nos detenemos en los derechos sexuales y reproductivos, nos encontramos con que, por un lado, el Gobierno sigue empeñado en limitar el derecho a decidir de las mujeres. Ahora el ataque va dirigido específicamente a las mujeres jóvenes y a quienes practican sexualidades o tienen identidades no normativas, que van más allá del binarismo impuesto: mujer/varón. Y por otro lado, también quienes desean ser madres encuentran mayores obstáculos. El reciente informe publicado por la OIT no deja lugar a dudas sobre la penalización de la maternidad, y, como muestra,  la diferencia salarial de un 5% en función de si la mujer tiene o no hijos.

Y sin ánimo de hacer un repaso general, tampoco la violencia se manifiesta de una única forma. Además de las terribles situaciones de las que se suelen hacer eco los medios de comunicación, también existen las mujeres jóvenes que sufren el acoso en la calle, mujeres inmigrantes que no obtienen el permiso de residencia al no aceptarles la denuncia de agresión o maltrato recibido, las mujeres que están en los centros de internamiento para extranjeros (CIE), que han denunciado acoso y violencia sexual, y las trabajadoras del sexo a las que se les niega, de hecho, la posibilidad de denunciar una violación.

Estos y muchos otros motivos mueven hoy a miles de mujeres a reclamar con urgencia soluciones a estas situaciones que la crisis está llevando a límites insoportables, y a reclamar otro futuro, porque somos mujeres y queremos ser libres.

 

Fuente: http://blogs.publico.es/otrasmiradas/4160/somos-mujeres-y-queremos-ser-libres/


No ganemos «guarderías»

NO GANEMOS GUARDERÍAS
Vivimos un momento histórico y político excitante, ilusionante. Muchas personas desde diferentes movimientos sociales, asociaciones y partidos políticos han puesto toda su energía y buen hacer al servicio de un ambicioso, pero a la vez urgente, proyecto de cambio para nuestra ciudad.

Es la primera vez, desde hace mucho tiempo, que hay un intento serio de construir un Movimiento Municipalista capaz de intervenir políticamente desde la inclusión y la diversidad con vocación de desarrollarse más allá del corsé de las citas electorales. Nace Ganemos Madrid y se hace posible confluir, mezclarse, escucharse, contrastar, debatir, proponer y consensuar.

Muchas feministas hemos participado activamente en este proceso convencidas de que también es nuestro momento, de que ahora sí que toca, como ha tocado siempre, dispuestas a no consentir ninguna tentativa que nos invite, desde un paternalismo sabiondo, a esperar una ocasión mejor para hablar de las reivindicaciones de las mujeres en aras de una urgencia social que también es la nuestra.

Las feministas hablamos, como hemos hecho siempre, de derechos, de inclusión, de diversidad. Definimos y matizamos los conceptos. Concretamos qué entendemos por sostenibilidad de la vida, por un modelo de ciudad que nos acoja a tod@s, por democracia participativa, por ciudadanía y derechos sociales. Tenemos mucha experiencia sobre el poder y valor simbólico del lenguaje. Y no es para menos. Cuando formulamos propuestas, la palabra define lo que queremos, lo que pedimos. Matiza las diferencias de contenido de lo que realmente queremos proponer. Por eso nos empeñamos en exigir un lenguaje inclusivo cuando se habla de ciudadanía y de los derechos irrenunciables para todas las personas. Por eso creemos que no es baladí gastar un poco más de tinta o de saliva para dejar claro, inequívocamente y nombrando sin recato, toda la diversidad social que queremos que esté representada en nuestras exigencias.

También sabemos la importancia que tiene usar los conceptos en positivo, cómo la elección adecuada de las palabras y los términos puede contribuir a evitar que nuestras demandas sean manipuladas para perjudicar o lesionar los derechos de otras personas. La educación pública infantil no es ajena a esta realidad.

Una de las medidas urgentes para la autonomía y bienestar de las mujeres es la sostenibilidad de una red pública que garantice la atención de las tareas de cuidado, algo que todavía realizamos nosotras de forma mayoritaria. Y aquí, a menudo, alguien con toda su buena intención, pronuncia la palabra maldita: GUARDERÍAS. Y por si no quedó clara esta buena intención, con frecuencia se le añade el adjetivo PÚBLICAS.
La cuestión más importante no es que alguien lo diga, sino que al resto de la audiencia no le piten los oídos al escucharlo. Esto me hace sospechar que estamos ante un problema de comunicación donde lo que queremos decir no se corresponde con lo que decimos.

¿Qué es lo que se quiere guardar? ¿De verdad queremos privar a las niñas y a los niños de los derechos que reclamamos para toda la ciudadanía? ¿De tener experiencias, desarrollar su personalidad, relacionarse, discrepar, del derecho a ocupar los espacios públicos y disfrutar la ciudad? ¿Del derecho a la educación? Estoy convencida de que no. A nadie se le ocurriría pedir guarderías para adolescentes, ¿por qué entonces, pedirlas para las criaturas?
La infancia, la crianza, no es cosa de mujeres. Es una responsabilidad social en la que nos jugamos nuestro futuro como especie y en la que damos continuidad a nuestra cultura, al tipo de sociedad que queremos construir. Por lo tanto, las criaturas no representan un estorbo que hay que apartar del camino ni son pequeños paréntesis que nos impiden desarrollar nuestra vida.

Lo que, sin duda, dificulta el desarrollo de la autonomía de las mujeres es la ausencia, cada vez mayor, de servicios sociales y la falta de corresponsabilidad de los hombres en las tareas de cuidados. ¿Por qué entonces reivindicar guarderías? Nunca un grupo social puede liberarse a costa de los derechos de otro. Es aquí donde el uso del término adecuado, la idea de un lenguaje en positivo para evitar que se manipulen las demandas y se vulneren los derechos, cobra todo su sentido.

Estoy segura de que está en nuestro ánimo el exigir una red educativa pública que atienda las necesidades de todas las personas desde su nacimiento. Una red viva y abierta donde las familias, en su diversidad, puedan participar, proponer y opinar sobre su funcionamiento. En la que se realicen actividades educativas centradas en los intereses y necesidades de l@s niñ@s. Una red que entienda el desarrollo de la infancia de forma integral, donde el juego sea fuente de placer y aprendizaje. Donde l@s niñ@s no estén hacinad@s y en la que sean atendid@s de forma respetuosa por un número suficiente de profesionales con la formación necesaria. Una red educativa pública que, en definitiva, posibilite el equilibrio de las desigualdades sociales de todo tipo.

Hablemos pues de Educación Infantil. Exijamos servicios públicos para todas las personas. Ganemos Escuelas Infantiles o inventemos otros nombres, pero no ganemos “guarderías”.

Ana Hernando (Asamblea Feminista de Madrid)


Manifiesto sobre el cierre de “Barquillo 44”, espacio de referencia del movimiento feminista de Madrid

“Barquillo 44” espacio de referencia del movimiento feminista de Madrid, cierra sus puertas….. y se abren las de “Bravo Murillo 4”

 

Durante 36 años “Barquillo” ha sido un espacio para la revuelta feminista. Desde que en 1978 se consiguiera como local del movimiento hasta el día de hoy, las paredes de Barquillo han sido testigo de buena parte del devenir del feminismo en Madrid.

Más de 100 grupos, con sus distintos planteamientos y preocupaciones, y miles de mujeres hemos compartido, desde nuestra diversidad, ilusiones y esfuerzos para la contestación feminista. Hemos celebrado éxitos y nos hemos apoyado ante los reveses y, como toda historia de amor, la de Barquillo está también llena de encuentros y desencuentros,  de fuertes lazos de solidaridad y una pasión colectiva por la utopía feminista, por hacer posible el mundo con el que soñamos. En ese recorrido hemos visto cambiar y crecer el feminismo y nuestras propias vidas.

Se han realizado intensos debates, se han preparado muchas campañas, actos, jornadas, manifestaciones y fiestas, que han ido tejiendo el discurso, la agenda y la acción. Siempre desde un feminismo crítico, reivindicativo y autónomo. Una autonomía que ha permitido un funcionamiento solidario y autogestionado, a pesar de su dependencia administrativa, primero del Ministerio de Cultura y después del Instituto de la Mujer.

Barquillo siempre ha sido pensado y vivido como un local abierto al conjunto del movimiento feminista, más allá de los grupos que lo habitaban. Por eso sus puertas estuvieron abiertas a cuantos colectivos, iniciativas, plataformas reivindicativas y campañas unitarias lo han necesitado. Una forma de contribuir al diálogo entre los distintos feminismos y de buscar confluencias como en las comisiones del 8 de marzo, las convocatorias unitarias de manifestaciones o la organización de las jornadas feministas estatales.

Con motivo del cierre de Barquillo 44, celebramos esta fiesta, para despedirlo como se merece.

Con motivo del cierre de Barquillo 44, celebramos esta fiesta para despedirlo como se merece.

Ahora tenemos que dejar Barquillo… y nada será igual. Nuevos tiempos nos esperan, tiempos de cambio, pero también esperanzadores. Sabemos que nuestro traslado de Barquillo es una consecuencia de los tiempos que vivimos. La crisis económica y democrática afecta a todos los ámbitos de la vida de las mujeres y tiene también consecuencias para los colectivos feministas. Supone la excusa perfecta para, mediante leyes y disposiciones administrativas, tratar de mermar la protesta social y la organización ciudadana. En Madrid la situación es alarmante, numerosos centros sociales han sufrido o están sufriendo un acoso institucional que amenaza con el desalojo y cierre de estos espacios. Y nosotras vemos cómo se produce una disminución progresiva de los recursos económicos y materiales de los que hasta ahora disponía el movimiento feminista.

Pero frente a ello la ciudadanía activa se reinventa  ¡y también las feministas! Surgen otras formas de organización y participación, otros espacios. Y desde los viejos y nuevos espacios continuaremos impulsando la revuelta feminista.

Madrid, octubre del 2014

Los grupos y personas que queráis suscribir este manifiesto, enviar vuestro nombre, apellido y, en su caso, nombre del grupo a: asamblea@feministas.org