La Asamblea Feminista de Madrid se suma a los apoyos a las personas detenidas en el Carnaval de Madrid y exigen otro comportamiento al Ayuntamiento de la ciudad

Queremos mostrar nuestra solidaridad con las personas detenidas durante la celebración del Carnaval, cuando realizaban una obra de títeres crítica con el poder. De una manera totalmente injusta y ridícula, que ejemplifica la represión y el control social al que está sometida la población española, dichas personas han sido acusadas de enaltecimiento del terrorismo y se encuentran en prisión preventiva sin posibilidad de fianza, algo que solo se aplica en los delitos más graves. Para colmo del despropósito, la detención se ha producido durante una fiesta popular que precisamente se caracteriza por el protagonismo de la crítica y la sátira.

En este contexto, queremos denunciar el papel de los principales medios de comunicación que, en su caza de noticias que desgasten al actual Ayuntamiento de Madrid, no han dudado en tergiversar y desinformar sobre los hechos ocurridos, siendo con ello cómplices de la situación en que se encuentran las personas detenidas. Dichos medios de comunicación, sin embargo, han omitido en sus portadas la grave violación de la libertad de expresión que se ha producido con la detención de los titiriteros.

A su vez reprobamos la respuesta que por el momento el Ayuntamiento de Madrid ha dado a este atropello, abandonando a su suerte a los titiriteros en el ejercicio incuestionable del derecho a la libertad de expresión. Los únicos apoyos a las personas detenidas se han producido tarde y con demasiada tibieza ante la gravedad de los hechos.

Creemos que es tiempo de mostrar valentía y firmeza frente aquellos que solo quieren amordazarnos con leyes injustas y acallar por la fuerza el clamor social que les cuestiona.

Pedimos al Ayuntamiento de Madrid la retirada inmediata de la denuncia y defienda la libertad de expresión como una premisa fundamental para las ciudades del cambio.

 

 


Alerta Feminista ante las propuestas de Ciudadanos

Las declaraciones de esta última semana de Albert Rivera y algunas personas de su partido en relación con la violencia contra las mujeres han generado un importante rechazo social que se ha reflejado en diversos artículos en medios de comunicación así como críticas en las redes sociales. La respuesta del líder del partido a esta situación ha sido disculparse de que no se ha entendido correctamente su mensaje. Pareciera que, en el fragor de una campaña electoral particularmente activa y decisiva, afirmar en un debate televisivo que “es tan grave que un hijo vea cómo su padre mata a su madre que el que vea cómo su madre mata a su padre” (Marta Rivera de la Cruz, número 3 de la lista de Ciudadanos por Madrid) se deba a un “gazapo” de la candidata. También podríamos imaginar que la alusión de Albert Rivera en un acto, hace unas semanas a que “los hombres sean quienes abanderemos y lideremos estos cambios” en referencia a la lucha por la igualdad de género y contra las violencias machistas se haya debido a un “desliz” del líder de la formación política. Nos preguntamos: ¿se trata de una equivocación o más bien estas declaraciones forman parte de las ideas que tiene este partido acerca de la violencia contra las mujeres y la desigualdad de género?

El apartado del programa electoral de Ciudadanos (C’s) en el que se describen las propuestas para atajar las violencias contra las mujeres que pondrían en marcha en caso de acceder al gobierno, se denomina “Igualdad y violencia de género e intrafamiliar”. Resulta llamativo al tiempo que genera una cierta confusión, desde la propia denominación del apartado, el hecho de que vinculen dos tipologías de violencia (de género e intrafamiliar) cuyas causas, y por tanto abordajes, son completamente diferentes. Resumiendo, la violencia de género, en su definición, hace referencia a la violencia que sufren las mujeres perpetrada por hombres con quienes han mantenido o mantienen una relación de pareja. Por otro lado, la violencia intrafamiliar hace alusión a aquella que se ejerce por algún miembro de la familia y cuyas víctimas pueden ser uno o más miembros de familia, independientemente de su género.

Haciendo un inciso, y teniendo en cuenta la importancia del lenguaje y su capacidad para construir realidad, es probable que la propia definición de violencia de género (heredada de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género), que únicamente contempla la violencia que las mujeres sufrimos por parte de hombres que han sido o son nuestras parejas, de por sí haya instalado en el imaginario colectivo la idea de que las mujeres sólo sufrimos este tipo de violencia. Sin embargo, sabemos que, debido al sistema patriarcal en el que vivimos, que instaura una desigualdad de género estructural; nosotras, por el mero hecho de ser socializadas como mujeres, experimentamos otro tipo de violencias: los insultos, las humillaciones, la violencia sexual, el acoso callejero, el acoso laboral y el menosprecio general de las mujeres forman parte de aquello que denominamos violencias machistas.

Si bien la vinculación que hace Ciudadanos podría deberse a un profundo desconocimiento por parte de este partido político de la especificidad de cada una de ellas (lo cual, por otro lado, resulta alarmante en un partido que aspire a gobernar), lo cierto es que, a medida que el texto avanza, emerge el verdadero ideario de la formación en relación con la violencia machista: la negación de la especificidad de las violencias contra las mujeres, cuya base y sustento se encuentra en la desigualdad estructural de género. En una nueva “vuelta de tuerca” al lenguaje, C’s equipara en el término “violencia de género” a la violencia que las mujeres sufren por parte de los hombres,así como a aquella que las mujeres pudieran infringir sobre los hombres. Es decir, despoja al concepto de su elemento crítico fundamental que es la afirmación de la existencia de un sistema de desigualdad de género, que implica relaciones de poder de hombres a mujeres y que estructura toda la sociedad.De hecho, la medida de modificar la ley actual contra la violencia de género “para acabar con la asimetría penal por cuestión de sexo” no es más que un ejemplo clarísimo del discurso negacionista de este partido de la desigualdad de género y las diversas violencias machistas.Negarlo, teniendo en cuenta el horror que representa que, de forma cotidiana las mujeres sean asesinadas por hombres, y que cientos de miles de mujeres y también hombres se hayan manifestado recientemente en muestra de su rechazo a estos hechos, no puede sino producir una alarma generalizada y dice mucho acerca del profundo desconocimiento que este partido tiene de la realidad.

En este sentido y a la vista de lo que se recoge en el programa electoral de Ciudadanos, sus propuestas en relación a las violencias machistas nos retrotraen a un pasado oscuro y lejano que nada tiene que ver con un modelo de sociedad igualitaria. La negación de la existencia de una desigualdad estructural que posiciona a las mujeres, en todos los ámbitos de la vida en un lugar de desventaja demuestra el tipo de sociedad y de valores (nada “modernos”, o “progresistas en lo social”, como se autodefinen, por otro lado) que este partido promueve. El reconocimiento de la desigualdad de género supone, inexpugnablemente, el primer paso para la puesta en marcha de medidas que logren transformar esta realidad desde los diversos ámbitos y fundamentalmente aquellos que inciden en la educación y la cultura.

Pero esto, con ser suficientemente grave, no es lo único que encontramos en el programa electoral de Ciudadanos. Su programa es una defensa a ultranza del modelo liberal, de un modelo productivista en el marco de la Europa de los mercados, de la búsqueda de la eficiencia del sistema, del modelo de crecimiento económico, insostenible ecológica y socialmente, donde la igualdad de las mujeres se mide en relación a lo que son capaces de aportar al sistema,a fin de asegurar mayor y mejor productividad,y de ahí las medidas dirigidas a limar todo aquello que puede hacerlas menos aptas para esta tarea.

No existe una crisis social de los cuidados, ni existen por tanto medidas de calado para darle una salida que no suponga el aumento de la carga total de trabajo de las mujeres, se trata de conciliar bien la vida laboral, familiar y personal. En el epígrafe así llamado la medida estrella que proponen es un “pacto nacional por la racionalización de horarios y la conciliación laboral”. Este pacto, que en la teoría pretende flexibilizar la jornada laboral paraconciliar mejor el tiempo destinado al trabajo asalariado (para quienes lo tengan) y el trabajo de cuidados y doméstico, no aporta ningún ejemplo concluyente o medida tangible que indique que contribuirá a que el peso de los cuidados no siga recayendo en las mujeres, como históricamente viene ocurriendo en nuestro país.

Más bien, y sumado a la propuesta de contrato único junto con otras medidas relacionadas con el empleo que se proponen, parece evidente que va a servir para flexibilizar no ya el horario, sino las condiciones generales de trabajo y los derechos de trabajadoras y trabajadores. El viejo truco de presentar una propuesta profundamente desreguladora bajo un discurso supuestamente igualitario, y del que tantos ejemplos tenemos en la historia. Pero además, sabemos y así lo confirman todos los datos, que las medidas flexibilizadoras en el mercado laboral tienen un impacto negativo brutal sobre las mujeres, por eso son más las mujeres con trabajos a tiempo parcial y por tanto con derechos parciales.

Para conseguir esa conciliación también abogan, entre otras medidas, por el teletrabajo, reducir las vacaciones escolares, y escuelas infantiles en las empresas, algo muy criticado por las trabajadoras de las escuelas infantiles.

Otro punto que llama poderosamente la atención es el referido a la promoción activa de la igualdad dentro de las empresas y administraciones públicas. Se pretende, según indica su programa electoral, “crear una cultura de transparencia en el proceso de selección en todos los niveles de contratación, manteniendo estadísticas de contratación de hombres y mujeres en diferentes niveles jerárquicos de la administración». Resulta profundamente paradójico que un partido como el de Ciudadanos incluya este tipo de medidas con fines electoralistas en su programa cuando en las últimas semanas hemos sido testigos a través de numerosos espacios televisivos y medios de comunicación, del rechazo reiterado de la formación a las llamadas «cuotas». Buena cuenta de ello lo da el hecho de que Ciudadanos es el partido con menos representación femenina que existe actualmente en el panorama político español, tanto en cabezas de lista como en el total de candidatas.

El modelo económico que proponen y que recoge claramente los intereses del mercado y la patronal, se acompaña, por pura lógica, de una concepción profundamente liberal de los derechos, del bienestar de los individuos y de la idea de ciudadanía que implica el modelo liberal patriarcal que defiende.

La responsabilidad individual frente a la responsabilidad social y la responsabilidad del Estado, recorre el texto de su programa. Está cargado de alusiones a la responsabilidad de las propias personas por su situación, por su falta de competitividad y de “integración”; impregnado de un lenguaje masculino y clasista, con reiteradas referencias a las condiciones económicas y culturales de las personas como hándicap para modificar las situaciones de precariedad y exclusión en que viven.

Esta lógica se encuentra incluso en el epígrafe referido al aborto, con constantes juicios de valor sobre los motivos que llevan a una mujer que decide interrumpir un embarazo, que consideramos totalmente fuera de lugar. Se dice que las mujeres que abortan son mayoritariamente las que tienen menores ingresos y menor nivel cultural, y que abortan porque no son capaces de buscar otra solución. Esto además de suponer un claro ejercicio de estigmatización de las mujeres, no es cierto. Valga como respuesta los datos facilitados por ACAI (Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo) que confirman lo que ha sido una constante en estos últimos años: el 65% de las mujeres que abortan tienen estudios de secundaria y bachillerato y el 54% no aborta por causas económicas.

Su propuesta en esta materia es vaga e inquietante: el referente son leyes como la de Alemania y Francia aunque indicando ya que tendrían más limitaciones tanto temporales como de intervención de facultativos, en la sanidad pública.

Con estas notas sobre algunos temas que aparecen en el programa electoral de Ciudadanos queremos alertar sobre algunos aspectos que nos han preocupado particularmente. Sin ánimo de ser exhaustivas, ni mucho menos, simplemente con el objetivo de reflejar lo que hay detrás de algunas propuestas de este partido que aspira a gobernar, y que si se llevaran adelante supondría una seria amenaza a los derechos y bienestar de las mujeres.

Asamblea Feminista de Madrid
Diciembre 2015


CONTRA TODAS LAS VIOLENCIAS MACHISTAS, MANIFESTACIÓN DEL 7N EN MADRID

 Asamblea Feminista de Madrid

 Hay quienes creen que no existe una discriminación real contra las mujeres. Pero la sociedad en la que vivimos está estructurada por las desigualdades de género: la diferente posición de mujeres y hombres en el trabajo asalariado y en el de cuidados, la cosificación de los cuerpos de las mujeres, el desigual acceso a todo tipo de recursos, la infra-representación de las mujeres en espacios de poder y por supuesto, los comportamientos e ideas que subordinan, discriminan y desvalorizan a las mujeres. Todas estas desigualdades legitiman la violencia machista

Nuestra sociedad tiene mecanismos que refuerzan y reproducen estas desigualdades. Lo vemos por ejemplo en el tratamiento sexista de los medios de comunicación, en las leyes discriminatorias y en la violencia institucional. Todo esto sigue señalando a las mujeres como sujetos desiguales.

Por lo tanto, solo acabando con la desigualdad se pondrá fin realmente a las violencias machistas.

La violencia se percibe socialmente como un problema y se condena solo en su máxima expresión: la agresión y asesinato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Pero en muchos casos, esta condena se queda en el ámbito de lo políticamente correcto y en otros se banaliza, se ignora o se naturaliza.

Todas las mujeres estamos expuestas a la violencia machista pero hay quienes por su edad, su situación socioeconómica, su condición migrante o administrativa, su transexualidad o su orientación sexual, se enfrentan a más dificultades en el acceso a los derechos y a la justicia.

Debemos recordar que los insultos, humillaciones, desprecios, amenazas, el aislamiento de la mujer de su entorno (amistades o familia), la violencia sexual, el acoso callejero, el acoso laboral y el menosprecio general de las mujeres forman parte de la denominada violencia machista y son expresiones de un mismo problema.

¡NO A LAS VIOLENCIAS MACHISTAS!

 

PROPONEMOS:

  1. Acabar con las condiciones materiales y simbólicas de la reproducción de la desigualdad sexista. Si esto no es así, la educación en la igualdad no es posible y se convierte en una utopía.
  2. Sensibilizar a la sociedad y a las instituciones por medio de una educación no sexista.
  3. Reforzar las medidas preventivas y aumentar los recursos destinados a la atención y protección a las víctimas de violencias machistas, recuperando la gestión pública.
  4. Apostar por cambios normativos que incluyan medidas contra todas las violencias.
  5. Establecer otros mecanismos de protección que no necesiten de la denuncia para que las mujeres víctimas de violencias machistas tengan acceso a los recursos.
  6. Tejer alianzas y apoyos con todos los movimientos sociales.

 

Hagamos de la vida cotidiana, de los lugares de ocio, de las familias, de los centros de trabajo, espacios libres de violencias machistas.

Para eso es necesario el compromiso activo de todas las personas. Consideramos fundamental la acción feminista y el refuerzo por parte de una sociedad movilizada y solidaria.

Nosotras seguiremos saliendo a las calles porque queremos una vida libre de violencias machistas y digna para todas.

Pero todas, todas, todas…

 

Madrid, noviembre de 2015

http://www.feministas.org/madrid/

https://www.facebook.com/asambleafeminista.demadrid/


Juntas y revueltas, artículo de Justa Montero (Asamblea Feminista de Madrid)

Justa Montero, de la Asamblea Feminista de Madrid, escribe el artículo titulado «Juntas y revueltas» para el blog Otras miradas del diario Público. En este explica, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, las desigualdades que sufren hoy en día las mujeres en España, en cuanto a derechos sexuales y reproductivos, violencia y el ámbito laboral.

Reproducimos el artículo a continuación:

 

Justa Montero

Miembro de Asamblea Feminista

El 8 de marzo las mujeres tomamos las calles en barrios, pueblos y ciudades. No es el único día del año que sucede, ni mucho menos. Si no estuviera precedido por estas reivindicaciones, el 8 de marzo no tendría fuerza ni expresaría la vitalidad y creatividad de todo un movimiento que se indigna, denuncia,  hace propuestas y también festeja.

Hace años se hablaba de esta fecha como la del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, pero poco tiempo después, desde las filas feministas, se objetó esta denominación por reduccionista. Se adujo que dada la identificación de la categoría “trabajadora” con las mujeres que tenían empleo, suponía invisibilizar la condición de trabajadoras de las mujeres, la inmensa mayoría, que realizan el trabajo doméstico o de cuidados en el hogar. Pero tampoco convencía la referencia a “la mujer”,  ya que parecía que trataba a las mujeres como si de un concepto abstracto se tratara, ocultando la diversidad de situaciones. Finalmente reunió más consenso designarlo como “Día Internacional de la Mujer”,  y así año tras año se expresan las diversas formas en las que el sexismo golpea la vida de sus vidas. El resultado es un crisol de reivindicaciones y una denuncia común “contra el patriarcado y el capital”.

La relación de las mujeres con el empleo difiere enormemente. Los datos agregados que se utilizan, las tasas de empleo, actividad y paro, por poner un ejemplo, hacen referencia a las mujeres como una categoría homogénea. Pero un análisis en profundidad permite ver esa diversa posición en relación al empleo en función  del nivel de ingresos, de la edad, de la pertenencia a alguna etnia o de la situación migratoria. Esto nos permite ver, por ejemplo, que la tasa de paro de las mujeres inmigrantes (con papeles) es 10 puntos superior a la de las mujeres de origen autóctono, o que representan el 60% de las empleadas de hogar, reguladas laboralmente en condiciones particularmente vejatorias.

También difiere la relación con el trabajo de cuidados, responsabilidad asignada a todas las mujeres, que lleva a algunas a tener que abandonar el empleo porque con los recortes de servicios y prestaciones tienen que atender a familiares dependientes en el hogar; y las mujeres que realizan asalariadamente estos trabajos los realizan en condiciones de máxima y progresiva precarización.

Todo ello explica que sigan siendo las mujeres quienes protagonizan mayoritariamente los contratos temporales y a tiempo parcial, modalidad que supone precarización del empleo, del salario y de las prestaciones derivadas, el resultado es la precarización de la propia vida.

Si nos detenemos en los derechos sexuales y reproductivos, nos encontramos con que, por un lado, el Gobierno sigue empeñado en limitar el derecho a decidir de las mujeres. Ahora el ataque va dirigido específicamente a las mujeres jóvenes y a quienes practican sexualidades o tienen identidades no normativas, que van más allá del binarismo impuesto: mujer/varón. Y por otro lado, también quienes desean ser madres encuentran mayores obstáculos. El reciente informe publicado por la OIT no deja lugar a dudas sobre la penalización de la maternidad, y, como muestra,  la diferencia salarial de un 5% en función de si la mujer tiene o no hijos.

Y sin ánimo de hacer un repaso general, tampoco la violencia se manifiesta de una única forma. Además de las terribles situaciones de las que se suelen hacer eco los medios de comunicación, también existen las mujeres jóvenes que sufren el acoso en la calle, mujeres inmigrantes que no obtienen el permiso de residencia al no aceptarles la denuncia de agresión o maltrato recibido, las mujeres que están en los centros de internamiento para extranjeros (CIE), que han denunciado acoso y violencia sexual, y las trabajadoras del sexo a las que se les niega, de hecho, la posibilidad de denunciar una violación.

Estos y muchos otros motivos mueven hoy a miles de mujeres a reclamar con urgencia soluciones a estas situaciones que la crisis está llevando a límites insoportables, y a reclamar otro futuro, porque somos mujeres y queremos ser libres.

 

Fuente: http://blogs.publico.es/otrasmiradas/4160/somos-mujeres-y-queremos-ser-libres/