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La transformación del tiempo y el espacio en las mujeres
Merche Alvira
Sábado 26 de diciembre de 2009
Medir el tiempo y el espacio ha sido en toda la historia un reto permanente en el ser humano. Se ha investigado para conseguir herramientas y elementos para medirlos, el reloj, el metro…El tiempo y el espacio marcan la vida de las personas, y es en su uso y disfrute lo que nos diferencia a unos de otros.
Cualquier cambio social lleva consigo una nueva distribución del tiempo y del espacio.
Hablar de aspectos relacionados con el tiempo estaba considerado hasta hace poco como un problema privado (como muchos de los aspectos relacionados con la Discriminación de las mujeres), la escasez de tiempo era un problema subjetivo, que se resolvía en algunos casos en el ámbito familiar.
Necesitamos “Tiempo y espacio”, todas y todos somos conscientes de su limitación. El tiempo lo consumimos por obligación y casi nunca por elección. Y de hecho el transcurso del tiempo lo deciden otros en nuestro lugar: lo deciden los horarios laborales, los atascos de la circulación, el calendario escolar…De ello podemos afirmar que el tiempo individual esta directamente condicionado por el tiempo social.
Y el tiempo social esta relacionado con el régimen de horarios y no podemos olvidar la organización del espacio sobre el cual los horarios se estructuran ni tampoco la disposición morfológica y la estructura urbanística de las ciudades.
Nuestra organización social es jerárquica y basada en la supremacía del tiempo dedicado al trabajo, unida a esta la rigidez de horarios y ritmos de las ciudades.
Se ha construido un modelo donde el hombre trabaja y sólo se reconoce el valor del tiempo monetizable y no el de las mujeres y su trabajo reproductivo y domestico, a consecuencia del cual en el momento que empiezan a trabajar fuera suman el cansancio de lo que se denomina “ doble presencia “ .
Ya a finales de los años 1980, el movimiento de mujeres italianas presentaron una propuesta de iniciativa popular, las mujeres cambian los horarios, que reivindicaba para hombres y mujeres el poder vivir a lo largo de todo el ciclo de vida cotidiana una pluralidad de tiempos, el de estudio, el de afecto, el dedicado a uno mismo… Para ello propusieron una serie de cambios necesarios en la organización social que tenían en cuenta la prioridad del bienestar de las personas como eje principal.
En relación a cambiar el espacio en la organización de las ciudades propusieron dos aspectos fundamentales: en primer lugar el relacionado con la desincronización de los horarios y en segundo lugar a la reorganización de los espacios a partir de los hábitos de la vida cotidiana y de los ciclos de vida ( proyectar espacios para todas las etapas de la vida) y necesidades de la personas.
Todo ello nos muestra que una gran parte de lo denominado “nuevas necesidades de las personas” tienen su origen en una organización social que hace del tiempo de trabajo un eje de la organización social. También dibuja modelos de ciudad donde algunos de los problemas de transito, las entradas y salidas de las ciudades en las “hora punta”...son producto de esta organización basada en el tiempo de trabajo por un lado y, por otra, en una expropiación del tiempo de las mujeres al servicio de la proyección social y profesional de los hombres. Esto ha construido una sociedad poco paritaria por la falta de incorporación de los hombres al trabajo relacionado con la vida cotidiana (el trabajo de cuidado, trabajo doméstico, el trabajo de crianza…). Las mujeres y los hombres viven el tiempo de forma desigual.
El tiempo de vida de las personas también se estructura de forma diferente en cada etapa del ciclo de vida y también según sea su posición social.