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Giulia Tamayo

Histórica activista de los derechos humanos, Giulia Tamayo murió el pasado 9 de abril. Jugó un papel crucial en terminar con el plan de esterilizaciones forzadas del presidente peruano Alberto Fujimori.

Domingo 11 de mayo de 2014

Giulia Tamayo, abogada defensora de derechos humanos, recibió un cassette a finales de 1995. Ahí estaban los audios que le enviaba su amiga y compañera feminista Hilaria Supa, líder indígena de la región de Cusco. Ese cassette recogía una de las primeras pruebas del programa de esterilizaciones forzadas que estaba llevando a cabo el presidente Alberto Fujimori.

Como investigadora para el Comité de América Latina y el Caribe para la defensa de los derechos de las mujeres, Giulia Tamayo empezó a entrevistar a mujeres andinas de Anta y Ayacucho, que “aun a sabiendas de que a ellas las podían desaparecer en cualquier momento”, habían sido las primeras en reaccionar. La abogada descubrió también casos en la Amazonía, en el norte, en las áreas periféricas de Lima... “De pronto, se me va llenando todo el mapa”, contaba a DIAGONAL en mayo de 2012.

Gracias a la investigación de Tamayo y su informe, Nada Personal, (http://1996pnsrpf2000.files.wordpress.com/2011/07/cladem_nada-personal.pdf) se destapó que el programa de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV) implantado por el Gobierno de Fujimori era en realidad de carácter obligatorio: se estima que entre 1996 y 1998 más de 300.000 mujeres fueron sometidas a un programa de esterilización forzada.

Alberto Fujimori, en la actualidad preso por crímenes de lesa humanidad, dio un autogolpe en 1992. Varios defensores de derechos humanos fueron asesinados en este periodo. Otros muchos amenazados. Giulia Tamayo tuvo intervenida la línea telefónica y sufrió el robo de sus archivos. Resultaba muy incómoda.

Contaba Tamayo a DIAGONAL que cuando la empresa aeronáutica Antonov solicitó la licencia para operar en Perú, Fujimori y su mano derecha, Vladimiro Montesinos, pidieron a cambio un avión para cada uno, como patrimonio personal. El oficial que tenía la concesión de Antonov y estaba negociando el acuerdo se indignó ante tan chapucero chantaje; él era un héroe ucraniano y no podía aceptar algo así.

Tras ser perseguido, Tamayo lo sacó por la frontera. En aquel momento, por actuar como defensora de los derechos humanos, el régimen te podía destruir en un santiamén acusándote de pertenecer a la guerrilla Sendero Luminoso.

—A mí lo que me blinda es que llevo en la pierna la bala de Sendero— decía la abogada.
—¿La bala de Sendero?

La bala de Sendero Luminoso

Cuando en 1992 Sendero Luminoso asesinó a la feminista negra María Elena Moyano, histórica líder comunitaria de Villa El Salvador, Giulia Tamayo era su abogada. Con las organizaciones sociales todavía conmocionadas, Tamayo fue a recoger sus restos a la morge. “Ese día no había nadie. Estaban todos aterrados. Eran las 7 de la mañana y encuentro una mujer con un bebé . ’¡Qué extraordinario! —dije yo— por lo menos una mujer viene a velar... Y cuando la voy a abrazar, conmovida yo, me sujeto y ella agarra y me dice ’Perra feminista, te vamos a matar’”. A los pocos días, cuando Tamayo salía de una reunión, le dispararon.

Paradójicamente, esa bala, contaba la abogada, impidió luego que Fujimori la acusara de ’terruca’, de terrorista. El asesinato de María Elena Moyano no fue un caso aislado. “Lo que en Chile hizo Pinochet, de manera más eficiente en Perú lo hizo Sendero. La gente de los movimientos sociales estuvo entre dos fuegos”, explicaba.

"Es un cambio de perspectiva, que ojalá sepamos trasmitir, cuando el miedo se vuelve rabia y de la rabia viene la fuerza y la capacidad de movilización”, decía TamayoTamayo tuvo que dejar el país y viajar a España. Como investigadora de Amnistía Internacional (AI), realizó el primer informe de esta organización sobre víctimas de la guerra civil y el franquismo, de 2005, y también denunció las violaciones de derechos humanos en República Democrática del Congo, en Honduras y en Colombia.

El pasado 9 de abril, Giulia Tamayo murió en Montevideo a los 55 años. Sobre cómo la organización desde la base consigue erosionar los procesos de dictadura y extrema violencia, Tamayo explicaba a DIAGONAL lo siguiente: “De los más vulnerables, que incluso me han protegido, no se habla nunca. Me da cólera. Los verdaderos héroes y heroínas estaban al lado y eran muchos, con una generosidad de vida, que sabían que podían perderlo todo, pero ellos no tenían cálculo. Eso es de las cosas que más me impresionaban. Es un cambio de perspectiva, que ojalá sepamos trasmitir, cuando el miedo se vuelve rabia y de la rabia viene la fuerza y la capacidad de movilización”.


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