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Coser y cocinar como formas de resistencia en el arte feminista a partir de los 70’s.
María Viñolo
Viernes 8 de enero de 2010
La introducción de algunos “modos de producción doméstica”, como coser o cocinar, en el arte de las últimas décadas ha conllevado una serie de resignificaciones que son las que han motivado esta participación. Algunas artistas feministas, han conseguido reformular la política a partir de sus obras creadas con métodos tradicionales considerados “femeninos”. Estos soportes, que nunca fueron valorados ni desde el punto de vista artístico ni de mercado serán las herramientas que harán posible la reconstrucción de un nuevo tejido. La nueva concepción que se propone, se ajusta al marco feminista que permite relacionar el género en el arte con el poder y la cultura a través de las retóricas visuales y persuasivas del arte, logrando así una reorganización y otra relectura de obras “cocinadas” y “cosidas”. Con el estudio de las artistas feministas que utilizan un soporte nombrado femenino se hará latente la ruptura que sufrirá el canon construido y subordinado de los presupuestos históricos,culturales y artísticos.
En las prácticas artísticas anteriores a las vanguardias, algunas mujeres eran representadas cocinando, cosiendo, o realizando cualquier actividad asociada a su figura. Desde el Quattrocento hasta el Ottocento se dieron un repertorio de imágenes que muestran una realidad social y cultural donde se ve a la mujer como reina responsable de la casa, de la cocina y de la economía familiar. Dentro de estas representaciones aparecen, entre otras, historias de tejedoras, hilanderas, lavanderas, cocineras, brujas, vendedoras ambulantes, recolectoras, bodegones, composiciones de flores y de frutas y particulares de naturalezas muertas.