Consuelo Barea presenta su libro: El maltratador como ex marido y como padre

Consuelo Barea (Barcelona, 1949), psicoterapeuta, especializada en violencia de género avisa de que el segundo volumen de la trilogía “y te quitarán los hijos” quiere ser una rigurosa aproximación científica y una referencia en la lucha contra todas las formas de violencia. Si el primero incidía en los inconvenientes de la custodia compartida como una forma de violencia de género, en este ahonda en la figura del maltratador-padre y en el tratamiento de la justicia.

La necesidad para la autora es muy clara, “cuando me di cuenta de que en los tribunales la ideología era favorable al maltratador. Se puede ser un maltratador y un padre perfecto, es lo que se desprende de las sentencias de nuestra judicatura”. Una reacción que nadie se esperaba, porque pensábamos que con la Ley integral contra la violencia de género de 2004 ya se había avanzado, pero no fue así, “detrás de cualquier avance llega el ‘gabelage’, la reacción, el efecto rebote”, precisa Consuelo Barea.

Uno de los ataques procede del supuesto Síndrome de Alienación Parental (SAP), una de las bases del edificio de falacias que se construye contra las mujeres, con ello se da la paradoja de que las mujeres maltratadas tienen que demostrar que los hijos no quieren ver al padre, acusando a la madre de manipularlos. “Todo ello con el agravante de que no todas las mujeres denuncian y además, hay algunas que padecen el síndrome de Estocolmo y ese ha sido un peligrosísimo caldo de cultivo.” Hay diversas formas de complicidad con el maltrato, hay jueces tan misóginos como puede ser la misma pareja maltratadora.

Otra de las falacias que construyen este edificio es el tópico de que el maltratador es “un enfermo, no es una patología, es una ideología”. El maltratador se cree con derecho a hacer de su capa un sayo. La violencia patriarcal no es sólo contra las mujeres, no sólo funciona en el hogar; de hecho corona una pirámide jerárquica en que los hombres están en la cúspide, las mujeres y niños adoptan una posición secundaria. El hombre se cree en el centro del hogar en el que todo está a su disposición, y esta postura justifica los abusos laborales, ecológicos, de prostitución y producto de una sociedad que no hace tanto decía que el hombre “con derecho a corregir a su mujer y a los niños siempre que no las deje lisiadas”, y antes de que ese magma ideológico desaparezca por completo, pasarán generaciones.

Un maltrato que arranca en forma de acoso, de un acoso que puede ser romántico, tecnológico, económico. Acoso mediante el abuso de la justicia a través de denuncias cruzadas. Con la custodia compartida y desde el momento y después del divorcio.

Otra de las instituciones cómplices son algunas asociaciones de padres, y jueces como Sanahuja, Serrano o Verdejo. De hecho “el ser sexista es una ideología equiparable al racismo”

A menudo se destinan más recursos a los maltratadores que a las víctimas. La mayoría de maltratadores se someten a una terapia que no es más que el control de la ira; pero está claro que ellos no tienen problemas de control de la ira. Lo demuestran en el entorno laboral o social, es una violencia dirigida específicamente contra la mujer, porque consideran que tienen derecho.

"En el libro me quedo muy corta, no he explicado los casos más duros que he visto. El libro sirve para formar a profesionales y para las profesionales, eso hace que necesariamente sea técnico y duro de leer, pero es así como puede servir", explica Consuelo Barea.