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Acoso Sexual y Mujeres Migradas

Martes 17 de enero de 2017

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Estudio Acoso Sexual y Mujeres Migradas

Estudio cuantitativo sobre la percepción del acoso sexual por parte de las mujeres migradas en el País Vasco.
Una de cada cinco trabajadoras del hogar inmigrantes sufre acoso sexual
Las empleadas domésticas lidian tanto con la explotación laboral como con el abuso por parte de sus empleadores.

“El señor que me contrató para limpiar la casa ofreció pagarme más si me quedaba con él”. “El abuelo al que cuidaba hablaba de mi cuerpo con cierto morbo”. “El hijo de donde trabajaba llegó a entrar en mi habitación”. “Eran insinuaciones a todas horas”. Estos son algunos de los testimonios de trabajadoras del hogar inmigrantes recogidos en el informe Acoso sexual y mujeres migradas elaborado por la consultoría Sortzen y la asociación Mujeres con Voz. Según el estudio, el 22% de las extranjeras que trabajan como empleadas del hogar en Euskadi reconoce haber sufrido acoso en su espacio de laboral y el 27% declara haber recibido insultos sexistas y racistas en la vía pública. “Lo peor es que algunas de estas mujeres le dan poca importancia a este acoso, porque bastante tienen con las precarias condiciones laborales en las que tienen que trabajar”, recalca Norma Vázquez, directora de la consultoría Sortzen.

El estudio, realizado en 2014 entre 122 empleadas del hogar inmigrantes que trabajan en Euskadi, va más allá y también recoge que un 45% de las consultadas asegura que al ofertar sus servicios, incluyendo el teléfono, ha recibido muchas llamadas subidas de tono. “Aunque haya disminuido el acoso telefónico, sobre todo porque ya no se colocan tantos anuncios en la vía pública, estas mujeres siguen recibiendo a través de internet el mismo nivel de acoso”.

Asimismo, la investigación revela que el 16% afirma haber sido víctima de tocamientos y un 27% confirma haber sido abordada por la calle para recibir propuestas que no deseaba. Para el 64% de las encuestadas, el acoso que han vivido en el ámbito laboral se debe a su condición de mujeres inmigrantes.

Toqueteos, coqueteo, insinuaciones, miradas indeseadas. “Estas mujeres solo dejan el trabajo cuando ya no pueden aguantar más y suele coincidir cuando este acoso empieza a convertirse en agresión”. Y aun así, Vázquez comenta que muchas de ellas no lo consideran como los más grave. “En ese sentido podemos decir que la situación a día de hoy sigue siendo la misma pese a que haya una mayor concienciación”. Y respecto a las condiciones de “explotación” que están viviendo las trabajadoras del hogar, la autora de este estudio tampoco considera que se haya logrado mejorías. Para Vázquez, todo esto conduce a una peligrosa normalización de ciertas conductas de acoso, desde el telefónico a la invisibilización o minimización del abuso pasando por la invasión de la intimidad. Prueba de ello es que, según los datos del estudio, cuando las trabajadoras del hogar son preguntadas sobre si han sufrido acoso, muchas responden que no. “Sin embargo, cuando las mismas empleadas son encuestadas sobre conductas que están dentro del abanico del acoso, gran parte de las que habían contestado negativamente en la pregunta anterior ahora responden afirmativamente”.

No denuncian Ante esta tesitura, son pocas quienes se atreven a denunciar por miedo a desvelar su situación irregular. Concretamente, de las 122 mujeres encuestadas en esta investigación solamente una se animó a presentar denuncia aunque lo hizo meses después del episodio. “Muchas no creen que el acoso pueda ser denunciable o que les vayan a creer”. El no querer complicarse la vida más de lo que ya suelen tenerla y la desconfianza hacia la policía son otros factores que influyen en su resistencia a la denuncia y las constantes amenazas de sus empleadores a ser deportadas hacen el resto. Además, la casuística no es favorable.

Precisamente, en el estudio de Sor-tzen se cita el caso de una mujer que se atrevió a denunciar el acoso de su empleador. Al no tener papeles, los agentes le dijeron que era mejor que lo dejara pasar y que tratara de reconducir la situación con su empleador para resolver la situación. “Como no se tipifica como violencia de género, los agentes no saben cómo proceder y no se llega a ningún lado por la vía penal”, afirma esta experta.

Para dar la vuelta a esta situación, Vázquez insiste en que es necesaria una regulación del trabajo del hogar. “Hay mujeres que han estado tres años sin salir de casa salvo para tirar la basura y eso no se puede permitir”. Asimismo, la salud también es otro factor a tener en cuenta, ya que aquellas trabajadoras que cuidan de ancianos con enfermedades mentales “muchas horas” pueden resultar afectadas. “Pero nadie quiere entrar en esto porque hay mucha gente que ahora se puede permitir emplear a trabajadoras del hogar por muy poco dinero o, de lo contrario, no podría”.

Proyecto ‘Con vos’ Con el objetivo de ofrecer de ayuda a las trabajadoras del hogar en que se encuentren en esta situación, Sortzen lanzó hace más de dos años la iniciativa Con Vos, un servicio gratuito de atención presencial, telefónico (900 82 88 90) y por correo electrónico (convos@sortzen.org) al que las empleadas del hogar inmigrantes pueden recurrir para pedir información o compartir las situaciones de acoso sexual que viven. “La idea es que estas mujeres tengan una mejor cualificación para exigir sus derechos”, algo que Vázquez considera fundamental antes de acudir a la Policía, para no acudir a denunciar “de manera frágil”.

El padecimiento para las mujeres inmigrantes que trabajan como empleadas del hogar es doble. Y es que además de soportar precarias condiciones laborales que rozan, en algunos casos, la esclavitud, han de lidiar a diario con el acoso de sus empleadores. Para Vázquez, esta difícil coyuntura tiene unos componentes “racistas y clasistas” absolutamente claros. Por ello, exige que se realicen cambios en la legislación. Mientras tanto, asegura que su consultoría está ahí, esperando poder ayudar a las empleadas del hogar que lo necesiten.
Fuente:http://www.deia.com/2017/01/06/sociedad/euskadi/una-de-cada-cinco-trabajadoras-del-hogar-inmigrantes-sufre-acoso-sexual


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